miércoles, 4 de agosto de 2010

A CAÑIZA: MERCERÍA-DROGUERÍA PEPA

La Mercería-Droguería Pepa, establecimiento que data de los años 50 del pasado siglo, fue creciendo gracias a la visión comercial de una familia que constantemente supo ver las necesidades, los gustos y preferencias del consumidor

Nelly Pérez Giráldez

Nos encontramos en A Cañiza, en la calle Progreso, esa que da y dio vida durante muchos años a la villa. Que decir de la calle Progreso si por ella sola, por su nombre, ya se dice todo. Es una calle, para mi, preciosa que en partes conserva un encanto de la época en la que se construyó y que por mucho que pasen los años ¡ojalá! lo siga conservando. Es una calle con mucha historia igual que años. Allí estuvo el puesto de la Guardia Civil, allí está la Fuente de Varela, la Plaza Mayor, el Juzgado, la “agraria”, ……., es un símbolo de A Cañiza en el que se conservan la mayor parte de las tiendas, algunas de “toda la vida”.

Entre esas tiendas está la Mercería-Droguería Pepa, establecimiento que data de los años 50 del pasado siglo, cuando se ubicó en la calle Progreso, 68 como una pequeña mercería, justamente al lado del callejón que une la citada calle con la del Carmen. En principio era un pequeño local en el que despachaba Pepa y contaba con apenas unos cuantos artículos muy generales y que fue creciendo gracias a la visión comercial de esta familia que constantemente supo ver las necesidades, los gustos y preferencias del consumidor. Actualmente cambió su ubicación para el número 77, pero su filosofía y excelente servicio sigue siendo el mismo de antaño. Al trato inigualable hay que unirle un amplio surtido en productos (podrás encontrar todo lo que deseas y necesitas en mercería y más allá hasta sacar unas fotocopias). Además cuenta con una mejor ubicación que hace que se perfile como una de las empresas familiares que pueden aguantar los pitonazos de las grandes superficies y de la actual crisis, para salir de todo ello fortalecida e incrementar así sus expectativas de crecimiento para los años por venir.

Charlando con una de las muchas amigas de A Cañiza, sobre la mercería, me dice que “antes eran sólo las mujeres las que compraban en las mercerías ahora también los hombres y algunos saben comprar calidad, mejor que muchas mujeres. Yo los veo y no te puedes imaginar lo bien que compran cuando acompañan a sus hijos pequeños para compran mudas, calcetines, hilos o cualquier otra cosa. Las mujeres tendemos más a buscar precios, a ellos les importa más la calidad”.

Pero hablemos de la historia: Tirso Gómez Freijido, hojalatero (fusilado en 1936 por ser miembro del Partido Socialista) y casado con Contemplación Mosquera Mariño, propietaria de una tienda de comestibles y caramelos conocida como la “Tenda da Contempla”, eran los padres de Josefa Gómez Mosquera “Pepa”, nacida en 1916. Pepa conoció a Andrés Pérez Alemparte, nacido en 1911 en Carballiño, de cuyo matrimonio tuvieron 6 hijos: Andrés, Jaime, Tirso, Fita, Mary y Conchita.

Andrés Pérez Alemparte, ahora con casi 100 años, un Siglo de trabajo a sus espaldas, había llegado A Cañiza con sólo 14 años de edad, para ser empleado del comercio de tejidos de D. Amador Mera. Estamos hablando del año 1925.

En el año 1950 se independizó y estableció en la calle Progreso, 59 con el nombre de Confecciones Andrés. Unos años después el matrimonio fundó Mercería Pepa en la calle Progreso, 68 dirigida por su esposa Pepa, sin dejar de regentar, el marido, su propio comercio. Al frente del cual estuvo hasta su jubilación. Los negocios, a pesar de aquellos años difíciles, les iban bien, en primer lugar por que el producto que se expendía tenía un nivel de calidad importante y, además tuvo también mucho que ver, el trato personal con el comprador. Como él había trabajado de dependiente sabía muy bien como tratar al cliente y también sabía que de la eficacia de ese trato dependía también el éxito de las tiendas de paños al detall, como era su caso, en un principio. En fin que el éxito le vino por que era un verdadero profesional que sabía como aconsejar y orientar al cliente. Por el otro lado, en la Mercería Pepa, su esposa, mujer amable y bonachona, tenía ese trato cercano y calido, ese trato de tú a tú que genera clientes que te garantizan su fidelización.

Una vez jubilado Andrés, de Confecciones Andrés se hizo cargo su hijo Tirso Pérez, hasta que recientemente se jubiló y pasó el comercio a Patricia Alonso Antón, que fue su empleada.

Su otro hijo Jaime Pérez Gómez siguió con el negocio de Mercería Pepa, en la calle Progreso 68, hasta el año 2003. Año en el que un incendio destruyó por completo el edificio donde se ubicaba el local primario. A pesar de estas dificultades y pérdidas volvieron a reanudar la actividad en otro local situado en la misma calle Progreso, pero en el número 77.

Actualmente Jaime está jubilado, pero el negocio perdura puesto que dirige la empresa su hija Pilarín Pérez Moredo, que sigue con la tradición comercial de la familia y con esa filosofía que tan buenos resultados le dio a su abuelo: estando pendiente de todo, respetando los horarios, tratando directamente con el cliente y estando siempre pendiente de él con una sonrisa en los labios, más allá del cansancio de una larga jornada, porque sabe que solo de esta manera, el éxito está garantizado. En esta 3ª generación una vez, en A Cañiza, una mujer es la emprendedora.

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